"Hasta hace poco no me había dado ni cuenta de que la cifra 6 era una constante de mi vida", declara Juanjo Hernández. Y sin embargo, el número seis le persigue desde su más tierna infancia. "Seis días antes de que yo naciera, mi padre salió de casa a buscar media docena de huevos a la tienda de ultramarinos y nunca más volvió", confiesa. "Eran las seis en punto de la tarde cuando mi padre se marchó, según cuenta mi madre". 6 días, 6 huevos, las 6 de la tarde... Algo raro sucede entre Juanjo y la cifra del diablo: el 666.
"En el colegio fui muy bien hasta sexto; después, mis estudios fueron una auténtica catástrofe, aunque al cabo de los años pude enmendar mi expediente y encontrar un buen trabajo", asegura.
Sus primeros seis años como mecánico fueron un éxito. Juanjo logró abrirse camino y pudo dejar Toledo para inaugurar en Madrid su propio taller. "Sin embargo, a partir del séptimo año, los negocios comenzaron a irme mal".
No acaban ahí las coincidencias entre la historia de Juanjo y el número 6. Cuando le piden que cuente hasta diez sucede algo realmente increíble. (Uno, dos, tres, cuatro, cinco,... -Ahí, Juanjo se detiene súbitamente y empieza a tartamudear.- Se... Se... ¡No puede continuar! "Es como una fuerza sobrenatural que me impide pronunciar la cifra" -explica-.)
Por si fueran pocas las coincidencias, Juanjo Hernández -que vivió al principio en un piso de la madrileña calle de Duque de Sexto- habita el número seis de su calle, en el sexto piso (un piso con seis habitaciones) y tiene seis hijos. El más pequeño, Pedro, tiene seis meses; el siguiente, Arturo, tiene dos años y cuatro meses, el tercero más joven, Javier, tiene cuatro años y dos meses; el siguiente, Juan José, acaba de cumplir los seis años. Luego vienen Francisco, que tiene siete años y diez meses, y la mayor, Blanca, que tiene nueve años y ocho meses. A simple vista, no hay nada raro. Sin embargo, si se resta la edad de uno al siguiente, vemos que entre cada hermano se llevan exactamente un año, diez meses y un día. Es decir, 666 días: de nuevo aparece la cifra del diablo.
El doctor Francisco García, especialista en patología psicoanalítica, da su opinión sobre el caso Hernández. "Puede que el sujeto, consciente o inconscientemente, sea el responsable de la presencia del seis en su vida. Por alguna razón desconocida, el número seis le haya causado tal trauma que haya condicionado su vida. Es decir, Hernández elige el seis sin darse cuenta". Sin embargo, el doctor no se explica cómo le han salido los tres seises en la frente.
Por su parte, Juan José Hernández lleva una vida normal y es feliz con sus seis hijos y su esposa Sixta, que le adora y se preocupa por él.
Por su parte, Juan José Hernández lleva una vida normal y es feliz con sus seis hijos y su esposa Sixta, que le adora y se preocupa por él.
Javier Suárez,
periodista de investigación