viernes, 2 de enero de 2009

Una extraña dolencia le obliga a esnifar los alimentos

Claudia LaguzziCada vez que se sienta a la mesa del restaurante 'Le Farfalle', uno de los más exquisitos de Milán (Italia) y que regenta su marido, reconocido chef internacional, Claudia Laguzzi monta un auténtico espectáculo ante los demás comensales. No obstante, ella no lo hace por llamar la atención, es que la pobre mujer es incapaz de tragar ningún tipo de comida por la boca a causa de un extraño mal, por lo que se ve obligada a esnifar la comida para poder subsistir.
Su enfermedad es extremadamente rara. En el mundo hay reconocidos tan sólo dieciocho casos similares, de los cuales el 90% son mujeres.
La desgracia de Claudia nació con ella, y jamás ha conocido el placer de degustar los alimentos, ni siquiera los más corrientes, como los huevos, las patatas o unas simples salchichas. Ya cuando era solamente un bebé, la pequeña Claudia tenía que mamar por la nariz, arrimando sus fosas nasales a los pezones de su madre. Más tarde, un pediatra tuvo que construir un biberón especial para que pudiera absorber la papilla. Pero, ¿cuál es la causa de tan extraño mal?
Al principio los médicos no estaban seguros. Afirmaban que tal vez se debiera a un hiperdesarrollo de la campanilla de su garganta. Creían que el tamaño de esta protuberancia impedía el paso de los alimentos más espesos, ya que sí puede ingerir algunos líquidos por la boca, como el agua y el café con leche con no más de un terrón de azúcar. Sin embargo, tras hacerse unas radiografías se comprobó que su campanilla era tan pequeña como la de cualquier otra persona normal.
Después de recorrer muchas consultas, el doctor Paulo Giannoli, un especialista napolitano, le diagnosticó que era sólo un problema psicológico pero, posiblemente, incurable. Según parece, la madre de Claudia comió mucho queso durante el embarazo, lo que pudo provocar en el subconsciente del feto un rechazo a la comida.
A pesar de sus problemas, Claudia lleva una vida prácticamente normal y se ha acostumbrado a todos los inconvenientes, excepto cuando se acatarra porque pasa muchísima hambre ya que no puede comer nada.

Vía Agencia WWN
Noticias del mundo (Olivia Sanchís)

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